Durante milenios la humanidad ha hecho rituales para cuidar el equilibrio que permite la vida. Rituales para traer la lluvia en tiempos de sequía, rituales para que la cosecha sea próspera y un pueblo evolucione, etc. Hoy en día vivimos a full; nos movemos cada vez más rápido y nos exigimos porque damos lo mejor para obtener lo mejor. Mientras eso pasa, nuestra piel registra cada éxito y también cada pérdida… Ella sufre si no la cuidamos y nos pasa factura incluso por las emociones que no gestionamos.